Una hora después la casa de Henry Grant estaba llena de niños. Los había[1] de todas clases: altos y bajos, ricos y pobres. Todos hablaban a la vez, haciendo un ruido continuo.
Grant levantó la mano y gritó:
–Hagan el favor de callarse.
Poco a poco el ruido fué cesando y, al fin, reinó un silencio absoluto.
–He perdido un cuadro –explicó Grant–. Quiero que Vds. me lo busquen. Es el retrato de una hermosa dama. Tiene la boca color de rosa y los ojos alegres, y en el pelo lleva una rosa.
–¿Dónde perdió Vd. el retrato? –preguntó un niño.
–Alguien me lo robó. Sospecho que el ladrón lo haya tirado después. En ese caso, se encontrará en alguna calle o detrás de alguna casa. Hay otra cosa. Miren Vds. este pedazo de cristal. Observen que lo cruzan tres ilneas, dos de color azul y una de oro. Hagan el favor de buscar otros pedazos semejantes. El que me traiga[2] el cuadro recibirá seis soles y por cada pedazo del cristal pagaré un sol.
Los niños dieron un grito de placer.
–Pierda Vd. cuidado, señor. Los hallaremos pronto. ¡Seis soles! … ¡Vámonos!
Los chicos se arrojaron a la puerta y se escaparon en todas direcciones.
–¡Vaya un modo de resolver el problema! –exclamó Juan Salinas–. Amigo mío, ¿crees real y verdaderamente que uno de esos niños pueda hallar el cuadro?
–No es fácil. En cambio, es posible que acierte alguno de ellos. Para los ladrónes el cuadro no valdría nada. Fundo esta opinion en el hecho de que un desconocido vino a mi casa de noche. Arrancó de un libro mío el mapa de Arequipa. Habían tenido esperanzas de hallar tal mapa detrás del retrato y, no encontrándolo, mandaron a mi casa a ese individuo. Creían que Pablo lo había dejado conmigo.
–Es posible que ese mapa no tenga relación alguna con la desgracia de Manuel –dijo Salinas.
Grant reconoció que su amigo tenía razón.
A la una de la tarde el primer niño volvió con un cuadro. Grant lo miró y rompió a reIr.
–¿Dónde has comprado esto? –preguntó.
–Vd. nos dijo, señor, que tenía grandes deseos de encontrar el retrato de una dama que tuviese una rosa en el pelo. Nosotros prometimos hallarlo.
–Pues bien, hazme el favor de continuar buscándolo . . . y no lo compres. No quiero un cuadro nuevo.
Apenas había salido el chico cuando llegó otro con un cuadro
bajo el brazo. En menos de hora y media habían vuelto casi todos los niños, y cada uno traía un cuadro. Había cuadros grandes y cuadros pequeños. El más grande de los muchachos traía trece, todos absolutamente iguales.
–Si Vd. quiere pagar seis soles por el retrato de una dama, de seguro me dará por estos trece. . .
–¡Vete! –le mandó Grant.
–Me gusta ese chico –dijo Salinas–. Va a ser un gran hombre de negocios.
El reloj de la catedral acababa de dar las ocho cuando oyeron un ruido en la calle. Un grupo de muchachos venía corriendo calle arriba. A la cabeza del grupo había un chico de ojos verdes. Colgado al cuello llevaba un cartel que decía:
Tomás Cano
DETECTIVE
En la mano tenía una caja.
–Mire Vd., señor Grant –dijo Tomás, abriendo la caja.
–Tiene que pagarme diecisiete soles.
La caja contenía diecisiete pedazos de cristal, cada uno con sus líneas de azul y oro.
–¿Dónde los encontraste? –preguntó en seguida Grant.
–En una de las calles de esta ciudad.
–Por supuesto, pero ¿cómo se llama?
–¿Cuánto le vale, señor, descubrir el nombre de esa calle? –dijo el muchacho.
–¡Que el diablo me lleve[3], si no llegan a ser hombres de negocios todos los chicos de Lima! –exclamó Salinas.
–Si quieres conducirnos ahora mismo al lugar donde hallaste estos pedazos de cristal, te daré más dinero –prometió Grant.
–Está bien, aunque no tengo ganas de entrar en esa calle de noche. Le advierto que no le va a gustar, pero ya que Vd. se empeña en ir allá ahora mismo . . . vamos.
[1] Los había, There were some. The pronoun los is used to avoid repetition of the preceding noun (niños). The same thing is done in English by the use of a word like some or any.
[2] El que me traiga, The one who brings me. See note 12.
[3] Que el diablo me lieve, May the devil take me. See note 27.
Exercises
A. Memorize.
- arrojarse a la puerta – to make a dash for the door
- colgado al cuello – hanging from his neck
- dar un grito – to shout, yell
- de seguro – surely
- empeilarse (en ir) – to insist (on going)
- está bien – all right
- hombre de negocios – businessman
- no es fácil – it isn’t likely
- otra cosa – something (anything) else
- pierda Vd. cuidado – don’t worry
- romper a reír – to burst out laughing
- tener gana(s) de entrar – to wish to enter, feel like entering
B. Prepare to give orally in Spanish a résumé of chapters 1 and 2.
C. Translate.
- I burst out laughing when I saw that the house was full of boys.
- Grant shouted in order to silence them.
- He told them that they would have to look for a picture.
- Someone had stolen it from him.
- They will have to look for something else too.
- They were going to be businessmen.
- Therefore, Grant insisted on paying them for their work.
- On hearing that they were to (hablan de) receive money, they shouted with pleasure.
- Then all made a dash for the door.
- One of the boys had a sign hanging from his neck.
- He isn’t a detective, but surely will be (lo será) some day.
- "Don’t worry," said Thomas, "I shall find the picture."
- "Do you feel like eating something?" asked Grant.
- "I am not hungry, but if you insist. . ."
- Grant did not believe that the boys would return that night.
- Therefore, he was surprised on seeing a boy enter with a box.
- In it there were several pieces of glass.
- Lines of blue and gold crossed them.
- Does Grant really and truly believe that he can find the thief?
- It isn’t likely, since no one has seen him.
- Please bring me a man who knows Lima well.
- All right, I shall bring him to you in less than half an hour.
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